martes, 4 de marzo de 2014

Aquí empieza todo


Con este viaje empezamos nuestra línea de aventuras, descubrimiento y aprendizaje.
Y cómo mi vida, todo empezó en Medellín Antioquia (Colombia) 
Ya era hora de volver a mi tierra, de reconocerla de nuevo y encontrarme con todo de lo que ya ni me acordaba.

Sábado 22 de febrero.

Salimos temprano para el aeropuerto, fue un vuelo tranquilo corto aunque no tan cómodo por la aerolínea que escogimos (por economía).
 




De bajada del aeropuerto de rionegro, todo empezó a volver a mi memoria, la vista, la gente, el clima, tanto paisa junto (jaja), ¡qué maravilla negra! Diría mi abuela.
Bueno, llegamos a San Diego, que es donde empieza la subida por las palmas, nos perdimos, dimos vueltas, hasta que medio nos ubicaron varios señores y llegamos al metro (a la estación más lejana que pudimos) Ahí empezó la odisea, montar en metro es como jugar tío rico, te dan muchos papelitos de colores que tú los cambias por servicios, por supuesto yo no había ido hace por lo menos 7 años a Medellín, y menos a montar en metro, lo que le decía yo a Felipe, cuando yo me fui de 
aquí no tenía 
edad ni de beber ni de andar sola, el caso es que con mi acento de paisa frustrada le pregunté al señor que qué teníamos que hacer, me preguntó que para donde iba y yo le dije que para el poblado, me iba

 a empezar a dar un montón de papelitos pero alfinal de dije que solo quería llegar a la estación del poblado, me vendió dos pasajes que por cierto se me hicieron realmente caros (El transporte público en Medellín es bastante costoso, cómodo, pero costoso) bueno, ya tenía los pasajes, luego, ¿va para la estrella o para niquia? Otra vez, con el mismo acento de paisa rebuscada –Señor, cual cojo para el poblado?-  Una vez más…
Llegamos al poblado y lo primero que hicimos fue comprar una Pilsen ¡PILSEN! 



Descargamos maletas y salimos para el parque el poblado, muy casual, es muy relajado venden cerveza a “mil-cua” ($1.400) y uno se la puede tomar ahí en la calle, almorzamos en Pizzas Picolo, yo tenía un recuerdo muy bonito de esa pizzería, ya que mi mamá a cada rato me hacía fiestas allá, además me encantaba la pizza de allá, casi nada ha cambiado, cuando llegamos estaban alistando la fiesta de cumpleaños de una niña, como lo recordaba.
De ahí subimos para el parque lleras porque unos amigos de Felipe se estaban quedando en un Hostal cerca, y Felipe estaba realmente enloquecido por ver el partido (de futbol) de Santa  vs Millonarios, si, en Medellín, nunca falta el rolo.




El caso fue que en el hostal nos dijeron que lo podíamos ver, era un lugar como a todos nos gusta, bueno, bonito y barato: Muy bien ubicado, apróx 3 cuadras arriba del lleras, realmente económico, la noche estaba alrededor de $25.000, la cerveza costaba $3.000, la botella de aguardiente (antioqueño por supuesto) $40.000 era realmente barato, y muy bonito, se llama Happy Buddha Boutique Hostel, completamente recomendado. 
En ese lugar nos abordó  un muchaco de Pub Crawl Medellín ofreciéndonos un recorrido de bares, con trago y pachanga por 15 dólares, al principio le dijimos que no, luego lo pensamos y lo convencimos que nos dejara a los 10 en $20.000 cada uno,  con una clásica artimaña paisa de regateo culebrero, El aceptó y ahí empezó la fiesta, lo primero era hora y media de barra libre de cerveza en el hostal en el que estábamos (nos dicen BARRA LIBRE DE CERVEZA a Felipe y a mí?? No saben en lo que se meten) luego era un recorrido por 4 lugares diferentes y en cada uno nos daban shots de toda clase de destilados venenosos, lo divertido del asunto era que la gran mayoría de la gente que iba en el recorrido con nosotros era extranjera y estaba dispuesta a perder la cabeza completamente, así que no quedaba más opción que hacer amigos y divertirse.


Luego del recorrido por los 4 diferentes lugares de shots nos dejaron en un bar en la 10 llamado El Deck, al principio no me pareció tan amañador, porque era un lugar cerrado, con mucho calor y ponían una mezcla entre champeta, música del pacifico, bomba estéreo y ese tipo de cosas, realmente no es muy mi estilo, pero luego uno de los amigos que hicimos (que por cierto ya todos me la estaban montando con que Felipe no me cambio por una paisa rica pero si por unnicara/gringo que conoció) Bryan nos dijo que todos estaban en la parte de atrás, esa si me gustó, un patio realmente bonito, con un árbol muy grande pero no alto en todo el centro que cubria casi todo el cielo del patio, y de él colgaban luces, faroles y mas cositas, con un DJ en el centro y solo electrónica, ese si es mas mi cuento, muy bonito, muy agradable, no era caro, era el combo completo, y ahí nos quedamos el resto de la noche, bailamos, tomamos, gozamos, en fin…


Y así concluyó el sábado, nuevos amigos, mucha fiesta, perdieron nuestros equipos de futbol, conocimos mucho, aprendimos mucho, y me zarandearon como un muñequito (una estadounidense tres veces más grande que yo que quería bailar y nadie se dejaba hacer lo que ella quería o nadie le entendía, no sé, el caso es que se amañó dándome vueltas por todos lados)
Gracias Medellín por un día realmente sabroso y relajante.

Helena Black